Todos los coches necesitan cambiar los neumáticos cada cierto tiempo, porque el desgaste de la carretera puede hacer que el agarre sea peor y hay riesgo de provocar algún accidente.
Hay neumáticos de muchos tipos y de muchas clases, pero todos tienen la misma función: ofrecer una resistencia óptima entre el coche y la carretera para que se consuma la menor cantidad posible de combustible, al mismo tiempo que se ofrece un buen agarre.
Si quieres evitar accidentes y sustos innecesarios, es importante que revises cada cierto tiempo tus neumáticos.
La pregunta del millón es: ¿cada cuánto tiempo debo cambiar mis neumáticos?
Por lo general, la recomendación es que se cambien cada 10.000 kilómetros para los de calidad baja y cada 40.000 kilómetros para los de mejor calidad.
Sin embargo, estas medidas son demasiado estándar, y cada marca tendrá sus propias indicaciones. Además, el modo de conducir, la cantidad de freno que se pisa, el tipo de carretera por el que se conduce y otros factores también pueden afectar a estas recomendaciones, así que no debes fiarte solamente por la cantidad de kilómetros recorridos.
Hay algunos trucos que puedes utilizar para saber cuándo cambiar las ruedas a tu coche sin tener que estar contando constantemente el cuentakilómetros. Además, recuerda que ese no es el método más seguro, ya que pueden haber sufrido más desgaste del que piensas si tienen algún otro problema añadido.
Normalmente es fácil ver la fecha de caducidad de un neumático, ya que cada fabricante la indica para que sepas cuándo cambiarlos.
Esta fecha es importante porque, aunque no hayas hecho muchos kilómetros, tus neumáticos deberían ser cambiados igualmente, ya que pueden haberse estropeado con el paso del tiempo.
Una de las formas más fiables de comprobar el estado de tus neumáticos es la de echar un vistazo a la banda de rodadura.
Esta marca, que puedes encontrar en el interior de los surcos de todos los neumáticos, te podrá indicar fácilmente cómo de desgastada está la goma. Si el dibujo de la rueda está casi a la misma altura que la banda, es hora de comprar unos neumáticos nuevos.
La presión del aire en el interior del neumático puede ser un factor determinante a la hora de acelerar o frenar el proceso de desgaste.
Unas ruedas demasiado desinfladas o demasiado infladas no solo desgastarán más rápido el neumático, sino que serán muy poco seguras.
Para evitar esto, comprueba cada poco la presión del aire siguiendo las instrucciones del fabricante.
Cada neumático es un mundo. Se producen tantas ruedas cada año que es prácticamente imposible que todas salgan perfectas de fábrica.
Si no quieres sustos innecesarios, lo mejor es que compruebes cada cierto tiempo, especialmente si los acabas de cambiar, que el neumático está en buen estado.
Además de algún defecto de fabricación, que se puede detectar fácilmente, también debes recordar que el desgaste de tus neumáticos se puede dar por culpa de otra pieza. Un paralelo desalineado puede provocar que tus ruedas se desgasten más por dentro que por fuera sin que lo notes, y puedes llegar a tener un accidente.
Para evitar esto, revisa también la parte interna de tus neumáticos para comprobar que se encuentra en el mismo estado que la parte externa. Si notas que tus ruedas se desgastan más por dentro, cambia tus neumáticos y lleva el coche a un taller para corregir el paralelo y evitar este problema.
Hay cientos de razones para cambiar los neumáticos de tu coche cuanto antes. Si la fecha de caducidad se ha pasado, has realizado con ellos más de 40.000 kilómetros, se han desgastado más allá de la banda de rodadura o tienen alguna anomalía, deberías realizar un cambio de neumáticos.
Para ello, lo mejor es que escojas unos neumáticos con una relación calidad precio adecuada con los que puedas continuar tu viaje sin inconvenientes.
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